Dios tiene grandes bendiciones para sus hijos y
podemos obtener todas estas bendiciones de muchas maneras. Existe en este mundo
una gran cantidad de enemigos, pero detrás de todos ellos hay uno solo y lo
conocemos, sabemos quién es y cómo se presenta.
En nuestra vida él se presenta con engaños,
dolor, frustración, desespero, desdicha, temor, dudas, tristeza, desesperanza,
muerte, enfermedad, pobreza, rechazo, traición, mentiras, injurias, falsedades,
rencor, ira y cualquiera de estas cosas son parte de sus armas para dañar a los
hijos de Dios. Lastimosamente a muchos ha lastimado con estas armas.
Sin embargo nosotros también tenemos armas para
pelear contra él y estas armas letales son:
1. Su palabra: La Biblia.
La biblia es conocida como la espada de Dios, es
de Dios, pero él nos la ha dado para vencer a nuestros enemigos. Como debemos
usarla:
Leerla es decir escudriñarla o estudiarla:
Juan 5.39 “Ustedes estudian con diligencia las escrituras
porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan
testimonio a mi favor! (NVI)
Hechos 17.11 “Estos eran de sentimientos más nobles que de
los de Tesalónica, de modo que estuvieron muy dispuestos a recibir el mensaje y
todos los días examinaban las escrituras para ver si era verdad lo que se les
anunciaba”. (NVI)
Escucharla atentamente todos los días:
Romanos 10.17. “Así que la fe viene como resultado de oír el
mensaje y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo”. (NVI)
Proverbios 4.20 – 22. “Hijo mío
atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. No pierdas de vista
mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. Ellas dan vida a quienes las
hallan; son salud de todo tu cuerpo”. (NVI)
Estar rodeado de su palabra:
Colosenses 3.16 “Que habite en ustedes la palabra de cristo con
toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría;
canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de
corazón”. (NVI)
Deuteronomio 11.18 - 20 “Grábense estas palabras en el corazón y en la
mente, átenlas en sus manos como signo y llévelas en su frente como marca.
Enséñeselas a sus hijos y háblenles de ellas cuando estén en su casa y cuando
vayan por el camino, cuando se acuesten y cuando se levanten; escríbanlas en
los postes de su casa y en los portones de sus ciudades”.
Hablarla, proclamarla y decirla con nuestra boca:
Deuteronomio 30.14. “¡No! La palabra está muy cerca de ti, la
tienes en la boca y en el corazón, para que la obedezcas”. (NVI)
¿Que produce la palabra de Dios?
Esperanza: Romanos 15.4 “De hecho, todo lo que se escribió en el pasado
para enseñarnos, a fin de que alentados por las escrituras, perseveremos en
mantener nuestra esperanza”. (NVI).
La palabra de Dios nos llena de fe y esperanza, nos alienta y
nos recuerda que Dios siempre está presente para darnos salvación y la salida a
nuestros problemas. Es por esta razón que durante toda la historia de la
humanidad satanás a ideado planes para su destrucción y levantado personajes
que se opusieron de manera sangrienta a tratar de destruir las escrituras,
algunos ejemplos de estos son Nerón en el (37 -68) el césar más
psicópata y sangriento de la historia romana; Vespasiano (69 – 79), a
quien se le atribuye la demolición del templo de Jerusalén; Domiciano (81
– 96), quien se encargó de torturar a
Juan el discípulo amado metiéndolo en aceite hirviendo; Marco Aurelio
(161 – 189) quien aumentó por medio de la guerra la persecución a los cristianos
y Diocleciano (303) quien promulgó la persecución y quema de las
escrituras. (https://www.primeroscristianos.com/emperadores-persecucion-cristianismo/)
La palabra de Dios nos da esperanza de una vida en el cielo
con Cristo, nos da esperanza de tener sanidad y no enfermedad, nos da esperanza
de felicidad en medio de la angustia, esta esperanza es la que el enemigo
quiere eliminar de la tierra, pero si aprendemos y guardamos su palabra todos
los días de nuestras vidas, la enseñamos y la leemos a nuestros hijos, tenemos
la seguridad que ganaremos cualquier batalla que enfrentemos.
Entrenamiento, instrucción, perfección,
sabiduría y obras buenas: 2 Timoteo
3.15 y 16 “Desde tu niñez
conoces las sagradas escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para
la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda la escritura es inspirada por
Dios y útil para enseñar, para aprender, para corregir y para instruir en la
justicia”.
La palabra de Dios además de ser un arma para enfrentar las circunstancias
difíciles de nuestras vidas, es una herramienta diaria. La palabra es nuestro
manual de vida donde aprendemos a convivir con otros gracias a los valores
cristianos que también son valores sociales y civiles como el respeto al otro,
la honestidad, amor a la familia, el trabajo duro, etc. La palabra de Dios nos
enseña sobre la paternidad, las finanzas, el amor, el respeto a las
autoridades, la tolerancia, etc.
2. La Oración:
La oración es simplemente mi relación íntima con
Dios, es el hecho de hablar con él y comunicarme con él. Anteriormente el ser
humano se comunicaba con él por medio de un sacrificio, un sacerdote o un
profeta, es decir alguien escogido, alguien santo porque Dios es santo, Pero
Dios quería comunicarse con nosotros para ser nuestro amigo por esa razón dijo
Dios “si el hombre no viene a mí, pues yo voy a él” entonces envió a Jesús y
por medio de Jesucristo todos somos santos y ya no somos su creación si no sus
hijos y todo hijo puede acercarse a su padre y platicar con él, confiar en él y
esperar que él le ayude. Mateo 6. 6 – 13.
Dios nunca me va a rechazar.
Es una gran mentira el hecho de que, si estoy mal o en pecado
Dios no me recibe, Dios quiere limpiarnos y si no nos acercamos a él ¿Cómo lo
va a hacer? Todo lo que el Padre
me da, vendrá a mí; y al que á mí viene, no le hecho fuera. Juan 6.37. “Acerquémonos pues con corazón sincero… Hebreos 10.22”.
Dios siempre está dispuesto a escuchar
Él no juzga, no te señala y nunca te reclamará por lo que
hiciste, Dios es bueno, él es nuestro PADRE, él te escuchará y cuando hallas
terminado de hablar, se encargará de llevarte en sus brazos y darte la
solución, él si requiere de tu arrepentimiento y de que te alejes del pecado,
pero no se ensaña contigo nunca, él olvida tus pecados y los esconde para que
tú no te acuerdes de ellos y para que el enemigo tampoco los encuentre. “Los sacrificios de Dios son el espíritu
quebrantado: Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” Salmo 51.17”. “Levántate, da voces en la noche, en el principio de las
velas; Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor” Lamentaciones 2. 19.”, “Con mi voz clamé a Dios, a Dios clamé porque Él me escucha” Salmo 77.1”.
Dios actúa a mi favor y hace su voluntad
La palabra de Dios dice en Juan 14. 14
“Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré”
(RV 1995)
“Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré”. (NVI)
“Sí, todo lo que pidáis en mi nombre, yo
lo haré” (Castilian):
“Si pidieres cualquier cosa en mi nombre,
y no la tengo, entonces yo lo haré para ti” (Traducción
del Griego)
No
importa el idioma en que lo leas o la versión, todas dicen lo mismo Dios me
dará su bendición porque su voluntad es el bien para nosotros.
La oración es un momento que yo dispongo para
pasarla con mi Padre en confianza, afecto y amistad, es para conocerlo,
escucharlo y en el cual él me escucha; es un tiempo crucial en donde decido ser
lo que Dios quiere de mí y doblego mi humanidad para hacerlo a él el dueño de
mi vida, mis proyectos, mis sueños y mis acciones. Hablar con Dios es
importante porque es la manera en la que lo conocemos y podemos interactuar de
manera efectiva con un padre real y verdadero y nosotros nos comportamos como
hijos reales y conscientes de su presencia.
3. El ayuno:
El Espíritu Santo, que antes estaba fuera, ahora
mora dentro del cristiano. Ya no hay que pedir que baje el Espíritu a tocar
ocasionalmente como en el antiguo pacto. El objetivo del ayuno es para que
nosotros nos rindamos, para que, al ofrecernos como sacrificio vivo,
absteniéndonos del alimento material, limpiaremos nuestro vaso para dejarlo en
condiciones de sentir o detectar mejor, lo que tenemos dentro, el Espíritu
Santo de Dios. La situación no es pedir de allá (arriba) para acá (abajo), sino
entregarnos de adentro hacia fuera. Mientras menos relación tengamos con las
ocupaciones temporales, mejor, así el ayuno se constituye en una fuente de
limpieza, darle lugar al Espíritu. El Espíritu ya está en nosotros, el Señor
hizo la tarea, la obra, es cuestión de que el vaso se entregue, se deje limpiar
y el ayuno es la mejor manera de someter la carne. Es disciplinar la carne para
permitir el expandimiento del Espíritu que está en nosotros, los creyentes.
El ayuno es un acto de crecimiento espiritual,
pero es secreto. “Cuando ayunen, no pongan cara triste como
hacen los hipócritas, que cambian sus rostros para mostrar que están ayunando.
Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando
ayunes, perfúmate la cabeza y levanta la cara para que no sea evidente ante los
demás que estás ayunando, sino solo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu
Padre que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. Mateo 6. 16-18 (NVI)
El ayuno nos prepara para recibir la
respuesta de Dios
En Hechos
9. 1-19 encontramos una de las historias más asombrosas sobre el ayuno. Un
hombre que perseguía a la iglesia de pronto se vio cegado por una luz especial
de camino a Damasco y recibió el mensaje más importante de su vida. Jesús se
apareció a Saulo de Tarso y le hizo vivir la experiencia más impresionante que
un ser humano podría vivir, no sé si Saulo sintió miedo o vergüenza al escuchar
a Jesús decirle “¿porque me persigues?” y entender que él era realmente el
mesías que tanto los fariseos y religiosos de su tiempo querían negar,
comprender que los cristianos que perseguía tenían en su ser una luz brillando
y los hacía predicar el evangelio, esa misma luz lo acababa de cegar y necesitó
de un cristiano como Ananías para ser ayudado e introducido en el camino más
esplendido que un apóstol pudo realizar, enseñar a los gentiles (no judíos) las
palabras de Jesús. Saulo pudo recobrar la vista pero antes de esto ayunó y oró
por tres días completos esperando la visita de Ananías aunque él no lo sabía,
solo fue con la fe de encontrar una respuesta pues Jesús se lo prometió “Yo soy
Jesús, a quien tu persigues, - levántate y entra en la ciudad, que allí se te
dirá lo que tienes que hacer”. Jesús no le dijo cuanto tiempo, pero la
disposición de Saulo fue muy clara y ayunó y oró para estar preparado a la
respuesta de Dios por tres días hasta que Ananías con el mensaje en su boca fue
a visitarlo sabiendo que ahora ya no sería un perseguidor, si no un hermano en
la fe. Tanto Ananías como Saulo encontraron un mensaje con su encuentro.
El ayuno
nos prepara para el ministerio
En Hechos
capítulo 13 podemos observar una historia maravillosa donde Saulo, ahora Paulo
oraba y ayunaba con otros discípulos en la Iglesia de Antioquía antes de salir
a predicar el evangelio a diferentes ciudades y pueblos. Los discípulos eran
conscientes de que podrían encontrar no solo persecución, también incredulidad
e inclusive hechicería como la hallaron Bernabé y Saulo en la isla de Chipre.
Un gobernador era engañado por un tal Berjesús que era un falso profeta y
hechicero, Pablo lo enfrentó con la palabra de Dios y la autoridad que solo
nace de pasar tiempo en el ayuno con Dios. El ayuno nos da fuerzas y visión
espiritual, nos da autoridad y gallardía
para enfrentar al enemigo.
En mateo
4 del 1 al 11 vemos el ejemplo de ayunar en nuestro amado Jesús. Cuando inició
su ministerio fue a ayunar 40 días y 40 noches, fue su manera de prepararse
para los 3 años más importantes sobre la tierra, la predicación de las buenas
nuevas y su consiguiente sacrificio en la cruz. Jesús nos demostró que el ayuno
es un arma poderosa para resistir las tentaciones del enemigo ya que, aunque
estés débil físicamente, tu espíritu está tan fuerte que nada te puede
doblegar.
Mostrar arrepentimiento por el pecado.
Jonás 3. 3-10. Personalmente esta historia me gusta mucho,
aunque tenemos en cuenta más a Jonás por haber sido tragado por un gran pez,
pero la parte de la historia que más me gusta no es en realidad donde habla de
Jonás, si no del resultado de la predicación de éste en Nínive. Cuando Jonás
predice la destrucción de Nínive por sus pecados en 40 días, podríamos esperar
burlas o incredulidad, pero esto no pasó. Nínive se arrepintió de corazón e
incluso su gobernador promulgó ayuno en toda la ciudad tanto para las personas como
para los animales y oración de arrepentimiento a Dios para que se apiadara de
ellos (Jonás 3.7-9). La actitud de Jonás no fue precisamente de misericordia ya
que se ubicó en un lugar alto esperando a que pasara la destrucción de la
ciudad, Dios le explicó a Jonás con amor que él es misericordioso con todos y
la idea del mensaje era precisamente que se arrepintieran de sus malos caminos,
“Y de Nínive, una gran ciudad donde hay
más de ciento veinte mil personas que no distinguen su derecha de su izquierda
y tanto ganado, ¿no habría yo de compadecerme? Jonás
4.11
CONCLUSIÓN
Podemos comprender ahora que la lectura de la
palabra, la oración y el ayuno son mis armas para poder enfrentarme a las
circunstancias de la vida y mantenerme firme ante la tentación. Sin embargo,
estas armas son para mi uso personal y mi crecimiento en la fe, pero existe un
arma que viene por nosotros, algo que a través del tiempo la e visto como un
arma, aunque no soy yo quien la usa, la entendí al ver un padre o una madre
luchando por sus hijos, el amor. Yo no tuve que buscar a Dios, no sabía su
palabra, no ayuné, ni si quiera lo conocía y aún así por amor envió a su hijo
Jesús a morir por mí en la cruz, el amor de Dios viene a mi vida cubriendo todo
a mi alrededor, perdonándome, dándome paz, enseñándome, curándome,
protegiéndome y haciéndome ver mi pecado, descubrí que, entre las más grandes
fuerzas de la naturaleza como la gravedad, los truenos, las lluvias, la tierra
misma, no existe nada más fuerte y poderoso que el amor de mi Padre Dios, ese amor que me mira sin señalamientos ni persecución como lo suele hacer el mundo. Su
amor hace que venga en mi ayuda y cuando me sienta sin fuerzas solo su amor me
da la energía completa para recuperarme, su amor por mi es lo que me mantiene
viva, por eso la palabra dice “Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres;
pero el mayor de ellos es el amor” (1 Cor 13.13), “El que no ama, no ha conocido a Dios, porque
Dios es amor” (1 de Juan 4.8)
Lic. Diana Lisbeth Amaya Bolaños
(Bogotá, Colombia
25 de enero de 2009 y 11 de marzo de 2023)